martes, 17 de noviembre de 2009

Amanecer de los asesinos

La noche, en estado crítico, va tambaleándose por entre los techos de los edificios, como un borracho después de una riña de bar. Sangra, sangra, y durante las horas que va muriendo, las calles gritan con los carros que van naciendo al semáforo, las hormigas que salen de las puertas, y las sombrasque se retiran. Algún fantasma valiente que no se hace quark invisible se guarece en la oscuridad de las paredes abandonadas.
Con paso de sombra, los otros fantasmas, de carne y hueso,van como el agua entre las gentes.Ojos huecos, como las calaveras.
Manos de guadaña, como el Rey de Mausoleos, tienen ellos en estos días.
A cada paso que dan, el peligro, ese perro constante de los trajeados de negro, ladra a los incautos, no se acerquen, suponemos que les dirá.
Avanza la hora, y se acortan los respiros de alguien a quien le dibujaron la lucecita roja en el cuerpo, como si tuviese un francotirador a sus espaldas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario