sábado, 30 de enero de 2010

La peste

No podríamos hablar de ella, como los muertos de la Calavera Escarlata, esa tan documentada por el galeno Alain Edgards, o la otra, aún más antigua, de la que se sabe por los archivos de las ciudades isla, allá en la Península del mar cerrado.

En lugar de irnos a una villa falsa, a vivir un cielo falso, fiestas plásticas, a contar historias, sin haber recibido siquiera marcas de los fantasmas que viajan en los aires, vamos a andar andar el fin del continente y luego a los larguísimos archipielagos que van trotando por el mapa de los mares de dos lunas, hasta los extremos de la Mañana.
No iremos muchos, no tendremos líder, ni empresa gloriosa o épica. Iremos solo con alguna provisiones, cada profesional llevando recuerdos de su cofradía, de su historia, costumbres, lo más detallado posible, toda la información esencial opcional e inútil.

Si se ha de creer al Líder, estos reinos del mar interior van a colapsar ellos mismos, sus reyes corruptos, sacerdotes infernales, nobles codiciosos, todos van a caer por las revoluciones de los miserables y pobres.

El plan empezó mucho antes de nacer la generación más joven de nuestro... grupo, y cada detalle, cada posibilidad, posible, alocada, o fantástica que pueda imaginarse o no, ha sido tenido en cuenta. El fracaso absoluto ha sido tenido en cuenta, contingencias para poder reimplementarlo ya estar en curso, de ser necesario. Todos somos esenciales, nuestra seguridad está más que asegurada.Borrados de todo archivo, toda posibilidad de ser buscados o cazados por los poderes de estas naciones es, para decirlo brutalmente, álgo más allá de lo inimaginable.

Lapeste es uno de muchos pasos, la revolución, y todas las consiguientes, es otro. Para ese entonces, estaremos al otro lado, listo para la siguiente etapa:
Ser reyes de reyes, sin necesidad de coronas, palacios, e iglesias.

jueves, 21 de enero de 2010

El barbudo de la ciudad alta

No es peligroso, y te lo digo por experiencia propia.

Sólo pide algo de agua, pan, y un techo para dormir. No tu casa, no la casa de tu amigo, tu vecino, o de tu conocido. Ni pide audiencia con el emperador, con los ilustres, con los dioses, con los reyes, con los sabios eruditos, con los hombres de arte.

No sabe robar, y vive entre las jaurías de perros de la calle, entre la caridad de los ocupados, de las matronas que producen demasiada comida, las ropas gloriosas que los ricos desperdigan en las basuras.

Solamente se dedica a caminar, vagar, y mirar los múltiples atardeceres de nuestros mundo de soles. Los muchachos afirman que es buen pescador, aceptable tahúr, pero pésimo para los licores. Incidentes enojosos han ocurrido cuando gentes malintencionadas lo acusan de causar escándalos en los festivales, cuando todos en el ciudad sabemos que el hombre es más inocente que todo santo.

Eso sí, sus venganzas contra sus calumniadores son cosa digna de recordarse.

Sobre su identidad, para pasar a otro tema, se ha especulado, analizado, y conjeturado hasta llegar a lo rídiculo. Afirman unos que es un sobreviviente de alguna de las guerras del otro lado del sistema solar, que llegó huyendo de sus sangrientos superiores, y ahora posa de mendigo, para no llamar la atención.

Otros, afirman que simplemente es un hijo de ricos, que harto de la vida de clichés que llevan los Aristócratas, huyó de sus palacios y ahora vive oculto, feliz, aqui en el Submundo.

Todas posibles, ninguna más acertada que la otra, o todas improblables.

Silencio, allí viene, con su andar falsamente trastibillante, con esos ojos que dicen más de lo que tú logras ver, con ese aire que no, no es de idiota. Ni de alguien que coma adormideras para dormir la cabeza. Talvez ese joven, hombre, viejo, o sea lo que sea, es algo más de lo que vemos onostros. No digo que sea alguna criatura sobrehumana, o divina, no. Lo hemos visto comer, sangrar, respirar,sudar, toser. Eso si, es capaz de vivir durante días sin cmoer, sin sufrir de los horrores de las hambrunas, y además, tiene la piel de los pies tremendamente dura, como si fuese sduela de bota. Es capaz de andar durante horas, casí un día entero, sin sufurir dolores ni callos, ni fatigas.

Ahora cállate, muestra algo de respeto, Alteza, y déjame hablar a mí.

sábado, 16 de enero de 2010

Traje de corbata en el asfalto

De vuelta otra vez a la calle áspera, la vida rugosa, los ojos rojos que no pueden llorar.

Por las aceras de escaparates, un cigarrillo colgando del paladar. Nadie pensaría que es imagen digna de usarse en una campaña publicitaria, sin embargo:el cigarrillo está aplastado, vano decir por cual extremo, las hierbas mojadas, y en la nube cerrada del día gris no hay asomo de una cerilla.

La ciudad toda coloreada de gris: el smog, allá arriba adormeciendo a los ángeles canosos, las carros, apagados por el humo, los ladrillos y concretos, los inquilinos de las nubes, pájaros y demás, sacudiéndose el vano la ceniza de la plumas.

Sería una tarima perfecta para un detective de blanco y negro, pero aquí la ciudad ceniza se traga al asesino y al inocente, al corrupto y al héroe de capa sombría. Al asesino, al vengador que mata asesinos, al timador, al simple que ni los mendigos le quieren pedir una moneda. No hay móvil, no hay crimen, no hay mujer fatal.

Pero el pulpo monstruoso los ahoga a todos.

sábado, 9 de enero de 2010

Los que salieron de las mazmorras

Según la leyenda, el suelo de la prisión nos engendró y dió a luz.
Los más sabios(y cínicos) afirman que es expresión para tomarse en forma literal, aunque nadie lo sepa a ciencia cierta.
Pero ustedes lo creen, porque nos ven a nosotros, los que vagamos por el valle, siempre con las caras vendadas, los cuerpos hechos un manto sin cuerpo visible, pero siempre un dolor intenso en la faz, siempre sudando por las torturas de las agujas.
No sabríamos decirles si es del todo cierto. El dolor nos impide hablar tranquilamente, hacer una pausa, como para poner pensamiento en orden y darle pies y cabeza.
No somos objeto de deseo, porque los cuerpo han salido de las paredes sin sol, de las estancias donde las agujas hacen enloquecer a las criaturas más allá de toda psicopatía.
No tendremos futuro ni descendencia, porque nadie nos deseará, ni la muerte física será alivio para la arrogancia de los reyes que nos fabricaron a través de esas lóbregas paredes.
No nos quites ni las vendas de momia que eso parecemos, ni las máscaras. Ya hemos hechos de las vestiduras nuestro cuerpo, nuestra piel auténtica. Lo que hay debajo... ninguno de tus demonios osaría hacerlo en sus precipicios. A nosotros nos lo hiceron esas Matronas que glorifican los poetas, tus peanes llenos de clichés, y boleros ridículos.
Nos queremos casa, ni amantes que nos restañen los suplicios con besos y caricias. Tras salir vivos de dolor, salir entre lamasacre y la tripa al aire de nuestros carceleros, salir de esas cárceles, no queremos sino perdernos entre el polvo, los caminos sin número, y no más.
No hablaremos más contigo, curioso de periodista, porque la pausa del errar trae el recuerdo cada segundo de la torutra, cada poro siempre sangrante de la cara, cada barra de metal empalada en el espinazo, cada tortura, que supera con mucho a las anteriores.

Somos demonios hechos por la mano del hombre, pero en lugar de traer perdición y fuego, las recibimos sin oportunidad del paraíso.
Para nosotros no hay sol, ni luna, ni aire sobre la piel, ni bronceado que se elogie. La carne no existe, ni siquiera en el recuerdo, porque primero fue el dolor que la carne.
Nada más te diré, nada más se sabrá. No hay justicia, no habrá venganza, nada. Las leyes de las nubes sombrías son inescrutables, prepotentes y sin freno alguno.
Nosotros somos pedazos de desastres, jirones de fantasmas. Si antaño fuimos hombres y mujeres, niños y jóvenes de aliento y carne y latido, no importa ya.
A un lado, y no sigas las pisadas de sangre que salen de nuestras huellas.

lunes, 4 de enero de 2010

La ciudadela en la noche

Dos semanas en esta ciudadela desconocida... y no sabemos que hacer.
No digo que tengamos escasez de recursos y provisiones. Al contrario, con una pequeña parte de los almacenes ( la palabra gigantescos no alcanza a describirlos con justicia)pudimos restablecer los centros de comando, el sistema de reparación, con los centenares de androides y robots trabjando sin parar para mantener la ciudad.

Hay que reconocerlo, la tecnología robótica de éste lugar es, no superior a la nuestra, pero si digna de admiración y respeto, especialmente en el campo de la ingeniería homínida.Sus robotos son tan humanos que parecen un humano de carne y hueso, sin serlo. Han permanecido aqui durante siglos, la ciudad sin llegar nunca a su decadencia debido al trabajo de estos ciudadanos sin pausa.

No podemos descifrar los cientos de lenguias presentes en los archivos de esta ciudadela, no podemos saber qué pasó con ella, ni cóomo sobrevivió el planeta a las guerras finales.

De momento, los bosques y sabanas están silenciosos, con esas gigantescas lunas, en sus muchas fases alumbrando los edificios. Seguimos investigando, seguimos grabando ltodo el terreno en los diarios de campaña, pero debemos continuar.