sábado, 7 de noviembre de 2009

Redoble de la mañana

Y cuando las sillas se van bronceando con las sonrisas que llegan a través de las ventanas, suena la corneta de la vejiga que quiere hablarle al baño.
Las cobijas huelen a la amante que no está, nunca ha estado, pero la cabeza demasiado granulada para pensar. para los ojos que aún están en la noche pasada.
En algún lugar, pisa una lata de cerveza. Los pies, de haber pisado la botella grande de ¿vino? o una de lasdos copas que tenían vino, vino que se paso a los labios, al cuello a la ropa a....
Demasiado pensar para las diez de la mañana, de veulta a la cama, pero ella ya se ha ido.

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