lunes, 15 de marzo de 2010

La piel de leopardo dinosaurio

Porque las enfermeras de ojos de colores indefinidos, fascinantes, nos anestesian
con un solo toque de sus dedos fuertes y gentiles.Eso es todo.
Detrás de sus gafas, su pelo negro de cola perfecta de caballo, hay una cara joven,la sonrisa no se encrespa en arrugas.
Si no fuese por el hecho que tengo la mitad del cuerpo vendado, como una momia putrefacta de los antiguos, acaso podría coquetearle. No es como esas novicias exasperantes, que solo cacarean, y coquetean con cualquier imbécil que tenga un uniforme, barba, y una cicatriz.(" mira cariño, por un centímetro más, y no estaría aquí gozando de tus ojitos miel")
Cielos, tienen todo el parlamento grabado. Pero, ¿qué parlamento estará grabado en sus manos que solo saben darle la vuelta a las parejas en los valses, acariciar miles de pieles y escribir absurdas esquelas para conquistar ingenuas?
Por algo fue que decidí abandonar estos ejércitos patéticos, estos feudos de nobles inútiles, meses después de ser un recluta " bueno para nada, que ni siquiera lograría llegar a sargento, ni siquiera aunque llegase a los doscientos años".
Cuando eres un cazarecompensas tan misterioso como temido, a la edad de veinticinco años, un desertor que se hizo el rastreador más temido en este hemisferio.
Si, ya se que no debo moverme tanto señorita, las cicatrices aún son blandas,
pero deme una semana o semana y media, estaré como nuevo.
Me pregunto qué caras habrán hecho los cirujanos mientras me quitaban las manchas. Supongo que debo tener a taxónomos y biólogos esperando para mirarme con lupa.
Al menos las manos profesionales de la acompañante no se tensan en disgusto, no dicen arrogancias sobre los defectos médicos, y la voz está siempre atenta a cualquier eventualidad.
Unos días, que se endurezcan las cicatrices, se quiten los vendajes, y me voy.
En éste trabajo no es bueno tener registros en ninguna forma.

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