miércoles, 30 de junio de 2010

Los rieles perdidos

Se cayeron, una tarde de arenas rojas, cielo colorado, y fiestas de orgías.
Nadie se dío cuenta,todos ocupados con sus orgías y besos y demás menesteres tan importantes. Subido en la almena, fumando semillas y hierbas, no fue sino oír el estruendo para salir corriendo. Pasar por encima de las tripas de carne, el olor a licores, olores de cuerpos, inmundicias y demás, pidiendo ayuda a los ebrios, a los amantes, a los sesos de cabra que son los habitantes de los jardines, esos brutos atontados por tanta flor y pájaro.
Pero no, me tocó ir por mi cuenta y riesgo a ver qué había pasado.

Todos los metales de los trenes elevados, todas las vías caídas, derrumbadas por tanta edad y tiempo.Y mientras tanto, los nobles y los pobres, los ricos y los mendigos, todos ocupados zumbando alrededor de las rosas plásticas, idiotizados por tanto néctar.

Pero no puedo hacer nada más, no soy ni sabio, ni hombre de números, ni pobre ignorante de todo, ni mendigo, solo estaba dormido en el interior de la almena mascando una paja, cuando vino la ruina.
El desierto nos va a dejar encerrados en nuestra isla paradisiaca. Y estos tarados de amor y orgía no lo saben aún.

Si viniesen los marinos de la nube para sacarme de aquí.....

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