sábado, 21 de agosto de 2010

Días de ceniza

Abre los ojos, que no hay cielo para ver.No hay nube, no hay rosa, no hay ruiseñor, no hay risa de niño, no hay dientes perlados de las amantes. Solo barro líquido que cae desde arriba, siempre anegando los ojos, siempre dejando las pieles color lluvia, haciendo de toda agua algo muerto, incluso en los rios.

Sólo hay tiempo, fantasmas de carne, para mover los pies y no sentir el frío de los huesos. Solo hay tiempo para seguir vagando, andando sin dejar huellas, sin oir nada más que el murmullo del agua estancada en los oidos. No es lluvia, de las aguitas claritas que les gustan a los refinados, sino negro líquido. barro líquido y que sube y baja, evapora y llueve, desde lo alto a la tierra.

No alcen los ojos, porque se vuelven oscuros y mustios como los dcharcos, luego necesitan de otro hombro y piernas para que los guien en la ceguera. Sigan con la mirada gacha, no piensen en el frío que mata huesos.


Igual no importa, casi todos aquí ya morimos en tiempos que no caben en ninguna cronología.

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