martes, 28 de septiembre de 2010

Filosofía de los devoradores de piedras

¿Agua? ¿Líquido esencial para la vida, dice usted? ¡Puras patrañas!
Ustedes están demasiado llenos de aire aguado, bolsas de piedra inasible. No tienen fuerza, firmeza en los pies, impasibilidad para ver estos cielos de ámbar, ni paso indiferentes para no gemir cuando esos piecitos de hierba se rasguen contra el polvo.Ay, pobrecitos delicados visitantes.
No hay flores, ni briznas de paja ni aromas. No los necesitamos, y de no ser por ustedes, enseñadores fastidiosos, ni sabríamos de su existencia Pero no importa.
No hay lugar, ni existente ni imaginable para esas inútiles manufacturas entre nosotros. Se desharán y el polvo las hará suyas; es cuestión de tiempo.
No hay esas rocas blandas que ustedes les dicen carnes o panes, no hay de esas cosas verdes patéticamente blandas que les dicen frutas, cosas tan vanas e inútiles que el tiempo las hacen más insignificantes que el rodar de un guijarro camino abajo, más absurdas que ese descolor del "agua" (¿asi le dicen?) que traen ustedes.

No lo sabes, hombre, pero no sabes escuchar, no sabes oir lo que te hemos dicho sin parar, estas palabras sólidas e inmutables como estas montañas, más antiguas que todo tu mundo, tu mundo blando, tu mundo que se aplasta bajo un segundo, que
es blando, blando y endeble como tú y tus cambiares.

No importa, las montañas te han ganado, y pronto, a ti y toda tu raza qe vinieron a pensar enclenquemente a nuestra casa, a querer decirnos que su agua es la vida de todas las estrellas, a decirnos que su piel es la piel de todos los mundos.
No hay prisa, despacio te digerirá el tiempo, como nuestras bocas digieren estos pedruscos.

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