domingo, 27 de diciembre de 2009

La puerta a la luz infinita

Para tí, una silla en un asiento no es más que una silla más, tarde machada entre las palomitas artificiales, compra la boleta rompe la boleta en cuanto la silla se queje del peso de tus pantalones. Tres horas, lasilla ya oxidada de tantasenilidad que le causaste,que se jubile al menos por otra media hora, hasta su próxima vejez.

Mi silla, tranquila tú chica, no va a tener que sufrirme, como carguero recorriendo la cordillera con un obeso sobre su espina. Yo sé como hacer que ella descanse durante los instantes en que el sol abandona la pantalla del cielo, y la luna comienza a pasar sus créditos.

Oh no, si creen que al anochecer vuelvo, están algo, pero mucho, equivocados.

Sé como hacer que la pantalla que ustedes usan para su " cine" revele su verdadera función: una puerta al otro lado del infinito, más allá de las nebulosas más viejas del mundo. Allá en los lugares donde no habrá padre, ni madre, ni amo, ni súbdito, ni esposas que agobien, ni hijos que aten con sus cargas, ni trabajos que crucifiquen con sus relojes. Si el grupo de esos legos tiene razón, la puerta se va a abrir, y por algo más allá de toda magia posible e imaginable, llegaré al otro punto de la bóveda universal.

No se molesten por mi partida, novios que malgastaron su dinero, solo necesito unos segundos. Permiso, permiso, gracias, perdón, gracias...

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